viernes, 20 de febrero de 2015

“El Niño” fue brutalmente asesinado por comando armado

Viernes, 20 Febrero 2015 - 3:25am
El lugar quedó lleno de sangre, casquillos y orificios en las paredes Foto: Antonio Abinazar
Anamer S. Chirinos
El sueño de los trabajadores que laboran en una construcción ubicada en la calle principal de Riveras del Caroní, fue interrumpido la madrugada de ayer cuando más de 15 hombres portando armas largas ingresaron de forma violenta a dichas instalaciones. Los criminales, al parecer, tenían precisada a su víctima, igual planificaron como debía morir.


Eran aproximadamente las 3:00 de la mañana cuando los antisociales comenzaron a golpear con una mandarria la puerta del lugar en el que dormía Anderson Rafael Linares Malavé, de 27 años de edad, apodado “el Niño”, junto a su padre. El ciudadano intentaría todo para salvar su vida, pero no logró escapar de sus adversarios tras recibir múltiples disparos.

Según relatos de personas que avistaron el suceso, luego que Linares se percatara de la presencia indeseada en la construcción en la que laboraba su padre y dormía con otros trabajadores, decidió huir en ropa íntima por la parte trasera del lugar, pero los pistoleros lo notaron de manera inmediata.

Trascendió que tras varios minutos de “mandarriazos” a la puerta, la situación se tornó “algo increíble”. “Es que después de ese sonido no se podía esperar nada positivo, luego fueron gritos acompañados de una ráfaga de disparos que parecía interminable”, precisó un morador del lugar que decidió resguardar su identidad.

Vecinos de la construcción revelaron que Anderson Linares no solo corrió, sino que también brincó varios paredones. “Eso fue algo de película, la persecución duró largo rato, pero los hombres que lo buscaban eran demasiados, y estaban fuertemente armados”.

Acorralado

El miedo que existe al narrar este tipo de hechos violentos no es dejado de lado por quienes lo arriesgan todo por informar su malestar sobre el tema de la inseguridad, razón por la que identificarse no suele ser una acción común.

Personas que viven en residencias cercanas a la construcción en la que ocurrió el brutal homicidio, afirmaron que los verdugos de Anderson Linares tenían en su poder armas como AK-47 y pistolas 9 milímetros, más de 40 casquillos de dichos calibres los cuales quedaron en la escena del crimen evidencian el testimonio de algunos testigos. Ellos, revelaron que funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) no los recogieron todos, sino una parte para las pesquisas preliminares.

De igual forma mencionaron que en el intento desesperado de Linares, por salir ileso de la violenta persecución, se encontró con un muro que no pudo saltar. “Ya en donde lo agarraron la pared era muy alta, lo acorralaron entre todos esos hampones para dispararle al mismo tiempo, ese joven fue acribillado sin compasión”.

Presuntamente, entre “los malandros” vestidos con ropa oscura y sin capuchas, también habían dos sujetos con vestimenta de la Guardia Nacional Bolivariana, por lo que no se descarta una posible participación de castrenses en el hecho, o tal vez utilizaron uniformes para desviar las investigaciones.

El hombre de 27 años de edad, murió de forma inmediata. Su cuerpo quedó tendido en una esquina, entre escombros, arena y matorrales. En el suelo y la pared los rastros de sangre eran evidentes de lo que había pasado.

Prontuario criminal

Tras el brutal homicidio de Linares, los rumores se comenzaron a esparcir como pólvora. Luego de indagar en el crimen y su naturaleza violenta, se pudo conocer que “el Niño” habría llegado hace pocos días de las minas de El Callao por andar “enculebrado”.

Trascendió que posiblemente esté involucrado con el “Osmel”, delincuente de alto calibre de las minas de Cicapra ubicada a una hora de Guasipati, municipio Roscio. Asimismo se informó que el occiso guardaba relación con la ola de asesinatos que se suscitaron en los últimos meses en El Callao y Cicapra.

Era de Upata

Allegados al padre de la víctima explicaron que Anderson tenía aproximadamente un año viviendo y trabajando en esa construcción junto a su padre Mauro Linares. Notificaron que ambos son oriundos de Upata, lugar en el que aun vive la madre del infortunado.

El hoy occiso ejercía labores como herrero en el lugar, era el mayor de dos hermanos y dejó a un pequeño de 11 años en orfandad. Además, se pudo conocer que hace casi siete meses éste sufrió un atentado del cual salió ileso y tuvo que huir de Piar.

Las Cifras

40 es la cantidad aproximada de casquillos que quedaron en el lugar
15 pistoleros ejecutaron el homicidio
1 hombre murió tras ser acribillado

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